Go Fish

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domingo, 11 de enero de 2015

Mindfulness: Para vivir plenamente la náutica y… la vida

El Mindfulness o atención plena es un ejemplo de conciliación entre la ciencia más vanguardista y la tradición budista
Tiene miles de años de antigüedad, y hoy en día es una técnica eficaz para aliviar el estrés, recomendada por muchos profesionales de la salud mental
La náutica deportiva por sí misma es una excelente manera de luchar contra el estrés, y al combinarla con el Mindfulness puede convertirse en una experiencia auténticamente especial
Mindfulness es un término que no tiene una palabra correspondiente en castellano. Puede entenderse como atención y conciencia plena, presencia atenta y reflexiva. Una opción por vivir lo que acontece en el momento actual, el aquí y el ahora, frente al vivir en la irrealidad, el soñar despierto. No puede ser entendido de forma genérica sino que siempre es referido a un momento temporal concreto: el presente. Puede parecer algo poco práctico o demasiado etéreo, pero nos permite conectar con nuestra vitalidad, y autoconocimiento.
Es una experiencia meramente contemplativa, se trata de observar sin valorar, aceptando la experiencia tal y como se da. Es una forma de estar en el mundo sin prejuicios: abierto a la experiencia sensorial, atento a ella y sin valorar o rechazar dicha experiencia.
La atención plena nos puede ayudar a afrontar momentos de tristeza, a conocer mejor sentimientos que nos atormentan, y también a saber disfrutar más de los momentos felices. Mindfulness es un camino para conectarse consigo mismo y con los demás.
Características
Centrarse en el momento presente: Sentir las cosas tal y como suceden, sin buscar su control. ¿Qué utilidad puede tener esto? La de aceptar las experiencias y sensaciones tal y como se dan. Permite que lo que ha de suceder o sentir acontezca de un modo completo. Se trata de no perderse la experiencia presente sustituyéndola en la mente por lo que tendría que suceder o lo que sucedió y se vivió.
Apertura a la experiencia y los hechos: Centrarse en lo que sucede y se siente en el momento presente permite poner por delante las emociones y los estímulos frente a la interpretación de ellos. La fuerza del lenguaje y del pensamiento genera una influencia en la que frecuentemente lo verbal sustituye a lo real. La persona que, por ejemplo, contempla la inmensidad del mar desde la cubierta de un barco, sólo es capaz de sentir en la medida en que se “abre” a las cosas que le sugiere dicha vivencia. Unas sensaciones lleven a otras de modo natural. Los prejuicios, o el “estar en otro sitio”, solo contribuyen a adulterar la experiencia.
Aceptación radical: Centrarse en el momento actual aceptando lo positivo y negativo, lo perfecto e imperfecto, como experiencias naturales. Obviamente resulta más grato experimentar algo positivo, pero se acepta como igualmente natural la vivencia de lo desagradable. El esfuerzo por no valorar las experiencias permite no rechazarlas: el malestar, la contrariedad no es algo de lo que se haya de huir, sino que forman parte un todo que es preciso vivir. Esto contradice ciertos mensajes que se transmiten socialmente: el malestar es negativo, debe reducirse la ansiedad, etc.
Elección de las experiencias: Puede pensarse que el Mindfulness es aceptar lo que acontece de forma determinista. Esto no es así. Se elije de forma activa en qué implicarse, sobre qué actuar, mirar o centrarse. El que una situación sea vivida y caracterizada como Mindfulness no quiere decir que no sea elegida. Pero una vez que la situación es elegida, debe vivirse y experimentarse tal como es, de forma activa, aceptando todo lo que se dé.
Entrenamiento
El Mindfullness parece sencillo, pero no lo es tanto. Estamos demasiado acostumbrados a permitir a nuestra mente saltar de emoción en emoción, de juicio en juicio, de recuerdo a proyecto de futuro… En muy pocas ocasiones nos permitimos estar centrados en el presente. La práctica requiere un elevado sentido de compromiso y gran curiosidad sobre el significado de estar vivo.
Para cultivar esta habilidad se recomienda empezar con una actividad sencilla, como lavarse las manos con atención plena u observar la respiración sin intentar cambiarla. Pero conviene ir añadiendo cada día una actividad más. Toda actividad puede realizarse con atención plena. Por eso todos los días se presentan ocasiones para practicar. También podemos mirar hacia nuestro interior cada vez que sintamos una emoción: observar el pensamiento y la reacción y dejar que la emoción siga su curso sin luchar contra ella ni intentar que permanezca.
Mindfulness en la náutica
Cuando una persona practica el Mindfulness al hacer cualquier actividad náutica, aprende a disfrutar y a saborear las sensaciones de una manera más plena. A sentir el viento en un velero que navega en ceñida, el tacto de las manos mientras se preparan los aparejos de pesca en cubierta, la arena en contacto con los pies al momento de desembarcar en una playa, el deslizarse del agua por la piel cuando se está buceando, el movimiento de una embarcación en un mar picado. Se descubre la inteligencia que posee el cuerpo para desarrollar las habilidades que requiere cada actividad y para abrirse al inmenso campo de los sentidos.
El éxito del Mindfulness está avalado por muchos competidores de las regatas más importantes y difíciles del mundo como la America´s Cup o la Volvo Ocean Race. De hecho, practicarlo y entenderlo es parte de su entrenamiento.
Sin embargo, no hay que ser un deportista náutico de alta competencia, para vivir una experiencia marina totalmente Mindfulness. Veamos el testimonio de un lanchero: “Al llegar al muelle tomé consciencia de la humedad del piso del embarcadero, olfateé el aroma inconfundible del mar, observé con atención el chapoteo de las gaviotas que buscaban un pez distraído o algún pedazo de comida flotante. Abordé la lancha y empecé a preparar todo para salir a navegar con mi novia. Ella estaba por llegar. Revisé el combustible, recogí las defensas, prendí los dos motores fuera de borda, chequeé los indicadores, me aseguré que los chalecos salvavidas estuvieran completos, que el agua y las provisiones estuvieran bien estibadas. Nada dejé al azar, todo lo realizaba disfrutando el momento segundo a segundo. Llegó mi pareja unos minutos más tarde, y hasta el beso de bienvenida me supo mejor que de costumbre. Una vez los dos a bordo, salimos de la marina. Mi mente estaba concentrada en mi propia respiración, en el aire puro. Veía de reojo la expresión de mi novia con sus ojos entrecerrados por la velocidad y su cabello que ondeaba al viento. No era la primera vez que me acompañaba, pero en esta ocasión detallé sus expresiones como si fuera la primera vez. Al poco rato comenzó a llover y gruesas gotas cayeron sobre mi camisa, no me importó. Puse proa hacia la pequeña isla que nos serviría de refugio para pasar una tarde sin preocupaciones. Creo que aquí estuvo una parte especial de mi experiencia. El agarrar el volante, tener conciencia del rumbo, de las pequeñas variaciones que tenía que hacer para esquivar una ola grande. Era darme cuenta de todo lo que estaba pasando, de mi mismo, de la lancha planeando, de mi pareja, del embarcadero que se veía más y más cerca, de la nube pasajera que se deshacía en el cielo y se llevaba la lluvia, era….estar presente”.
Mindfulnes en ocho puntos
1.      No conceptual: prestar atención sin centrarse en los procesos de pensamiento implicados.
2.      Centrado en el ahora: siempre se da en y sobre el momento presente.
3.      No valorativo: no puede experimentarse plenamente algo que se desea que diferente.
4.      Intencional: siempre hay una intención directa de centrarse en algo, y de volver a ello si por algún motivo se ha alejado.
5.      Observación participativa: no distanciada o ajena, debe implicar profundamente la mente y el cuerpo.
6.      No verbal: no tiene un referente verbal sino emocional y sensorial.
7.      Exploratorio: abierto a la experimentación sensorial y perceptiva.
8.      Liberador: cada momento de experiencia vivida plenamente es de libertad.
Pioneros del Mindfulness
Está técnica comenzó a extenderse entre los profesionales de la salud occidentales gracias a dos importantes personajes. El monje budista vietnamita Thich Nhat Hanh y el profesor de medicina estadounidense Jon Kabat-Zinn.
Thich Nhat Hanh nació en Vietnam Central el 11 de Octubre de 1926. En su país fundó diversas instituciones de ayuda social. También enseñó en la Universidad de Columbia y la Sorbona. En 1967 fue nominado por Martin Luther King para el Premio Nobel de la Paz. Actualmente vive en Francia, en una comunidad de enseñanza Budista. Viaja constantemente por el mundo dando conferencias y ayudando a  refugiados.
Jon Kabat-Zinn (5 de junio de 1944) ha sido fundador y director de la clínica para Reducción del Estrés y el Centro para la Atención Plena (Mindfulness) de la Universidad de Massachusetts. Actualmente se dedica a la enseñanza de la meditación Mindfulness para sobrellevar el estrés, la ansiedad, el dolor, y la enfermedad. Ha escrito varios libros sobre el tema.

Fuente: Revista Mundo Nautico


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