¿De qué sirve zarpar con todo el equipo de pesca si no tiene la más remota idea de dónde puede estar el objetivo de su esfuerzo, esos escurridizos seres con escamas y aletas? He aquí algunos consejos de pesca que podrían ayudar a cambiar la suerte. La suya, no la de los peces, claro está.
Las mejores amigas del pescador. Observe el cielo, pero no para implorar ayuda divina, aunque ésta nunca está de más. La idea es que cuando vea un aleteo desenfrenado de alas, zambullidas en el agua y una bandada de aves mirando hacia abajo, ¡atención!, usted debe estar preparado. Sin embargo, el hecho que unas aves estén revoloteando un lugar en específico no significa necesariamente que estén de pesca, a lo mejor están practicando vuelo acrobático o algo así. Por ello, es importante definir su conducta y saber interpretar sus acciones.
Gaviotas. Nos dicen mucho de lo que está pasando bajo el agua. Cuando ellas simplemente cruzan, toman nota y si se dirigen hacia una zona específica, esto podría indicar que otras en el grupo ya han detectado donde hay peces.
Pelícanos. Son los más notorios para revelar lo que a usted le interesa saber. Regularmente visualizan el tamaño del pez a lo lejos y van directo a comerlo. Al igual que las gaviotas indican certeramente donde está la buena pesca.
Aves fragata. Son consideradas como las delatoras de los cielos. Cuando visualizan su presa su vuelo se torna lento y en círculos. Cuando vea una que comienza a hacer círculos cerca del agua, o vaya volando muy cerca de la superficie, es un buen momento para lanzar los anzuelos. Normalmente son ambiciosas y de buenos gustos culinarios. Muchos pescadores han atrapado agujas y dorados, gracias a que trolearon cerca de las fragatas.
Maniobre con cuidado. Nunca se debe cerrar el paso a las aves que se encuentran trabajando, más bien hay que dejarlas hacer su función, porque si no los peces se regresan al fondo. Lo importante es intentar descifrar hacia donde se dirigen, tanto las aves como los peces. Manténgase alejado de su ruta, a unos 100 o 200 metros procurando que sus carnadas estén por delante del área de alimentación de los peces.
Descansandito. Si sus aliadas con plumas están flotando tranquilamente sobre el agua, esto a menudo significa que terminó una comilona en la zona y que usted llegó tarde a la fiesta. Pero esto no implica que ponga proa hacia la costa y hasta la próxima. No señor. De hecho, puede que queden algunos atunes por la zona. Es el momento de tratar con un downrigger o lanzar una carnada viva a las profundidades.
Cerca también se consiguen. En los mini-ecosistema de la línea de la costa, formados por el encuentro de las corrientes de mar afuera con aguas de temperaturas variables, o por el encuentro de las aguas de una canal con mar abierto, se pueden hallar camiguanas u otras especies pequeñas. Y donde hay peces pequeños hay peces grandes con hambre.
Entre las algas. De nuevo, la ecología viene en ayuda del pescador. Un ecosistema con algas es rico en vida marina, es decir, comida, y donde hay comida hay peces. Conviene navegar de forma zigzagueante contra el borde de la zona de algas y después alejarse unos 500 metros, para de nuevo seguir la pauta de navegación, en una dirección y luego en otra.
A lo largo de la costa. Trolear en el encuentro de varias corrientes marinas, es otra buena opción de pesca. Esto ocurre porque cuando la corriente choca contra el fondo sólido de piedras, corales o arrecifes, esparce comida y nutrientes.
El pez buscará el calor. Los muelles iluminados son atractivos para los peces porque les proporcionan calor. Aproxímese silenciosamente y mantenga cierta distancia del muelle, utilice una carnada viva y lance el nylon en el borde donde se está la sombra de la luz.
Fuente: Revista Mundo Nautico
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