Go Fish

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miércoles, 18 de noviembre de 2015

Tycoon Fin Nor: carretes de pesca legendarios

Una de las decisiones del pescador deportivo es qué carrete va a utilizar. Existen numerosos modelos. En los últimos años los japoneses han introducido marcas que compiten a nivel mundial, como Shimano, Daiwa y Okuma con sus innovadores y livianos productos tanto para el profesional como para el pescador ocasional.


En Italia se fabrican carretes desde finales de la década del 50. Everol, Duel y más recientemente Alutecnos son marcas de gran durabilidad. Se destacan por su moderno diseño y finas terminaciones.

Inglaterra construye equipos de pesca pero en cantidades mínimas. Los carretes fabricados por Jim Hardy por ejemplo, son exquisitas creaciones pero muy difíciles de adquirir debido a su poca disponibilidad y su alto costo.

Por su parte, en Estados Unidos desde hace décadas se ofrecen carretes para todos los gustos y presupuestos. Penn Reels y Abu tienen gran volumen de ventas en el mundo, debido a su confiabilidad entre los entusiastas de la pesca deportiva.  
Recientemente, los hermanos Nilsen comenzaron a producir los carretes Accurate en California. Sus precios reflejan la calidad y precisión de su proceso de manufactura.
Sin embargo, de todas las alternativas hay un nombre legendario: Tycoon Fin-Nor. Por muchos años, poseer un carrete Fin-Nor significaba tener la más alta tecnología disponible para el deportista.

Comienza una leyenda

Año 1933, Estados Unidos sufría la gran depresión. En Europa, Adolfo Hitler consolidaba su poder en Alemania. Mientras ocurrían estos sucesos, miles de personas leían fascinados los escritos del novelista norteamericano Zane Grey. Su pasión por la pesca lo llevó a explorar localidades exóticas, a la búsqueda de los peces pelágicos más grandes de los océanos.
Libros como “Tales of Swordfish and Tuna” y “Tales from Tahitian Waters” cautivaron a muchos por sus descripciones de batallas con tiburones, peces de pico y atunes de gran tamaño en el Océano Pacífico.

En el área de Bimini en Florida, también comenzaron a reportarse encuentros con enormes criaturas las cuales no se sabía si eran atunes o petos gigantes. Los carretes de pesca de 1933 eran inadecuados para soportar el embate de estos animales y el pescador casi siempre perdía la lucha a causa de roturas de equipo. Ese mismo año un pescador deportivo del que no se recuerda su nombre, encargó a un taller tienda en Miami, regentado por los señores Finley y Norwood, que fabricara un carrete de pesca tamaño 15/0, para poder hacer frente a estos enormes pelágicos destructores de equipo

Allí comenzó a formarse la leyenda. Este carrete tuvo características que influenciaron a todos los fabricantes en el mundo entero. Todo los herrajes internos fueron hechos de acero inoxidable y montados en cajas de bolas. Su construcción externa se hizo en aluminio anodizado terminado con un baño de oro. Además, tenía capacidad para mucha línea, requisito esencial para enfrentarse a presas de gran tamaño.

El mecanismo de freno funcionaba a base de lo que se conoce como un “wet drag system.” Un disco de corcho el cual actuaba a manera de “drag plate”, en contra de un disco metálico, el “pressure plate”, ambos lubricados con grasa para darle mayor suavidad y efectividad al activar el freno en contra del pez.

Aunque fue creado con la mejor tecnología de la época, tenía un problema: si la grasa dentro de la unidad se contaminaba con agua salada, el carrete dejaba de funcionar. Como la pesca de aguja se practica en el mar, era relativamente común que el carrete se trancara inesperadamente.
Fueron muchas las historias de peleas perdidas contra una aguja azul por fallas del carrete modelo Tycoon Fin-Nor: líneas partidas y cañas hundiéndose en medio de la pelea. Paradójicamente, el mecanismo de la manigueta o manivela del carrete Fin-Nor ha sido considerado como uno de los mejores fabricados, por su suavidad y eficacia.

A medida que pasaron los años, el freno del carrete Fin-Nor fue evolucionando, pero su falla principal no se pudo corregir del todo. Con los años, el corcho del “drag plate” se sustituyó por asbesto. Más adelante volvió a utilizarse corcho y en los últimos años se introdujeron discos de freno con materiales modernos.

El carrete inicial, el del encargo, tiene el número de serie 001. Aunque en 1939, la IGFA declaró al número uno ilegal para la pesca deportiva por el sistema de doble manigueta para recuperar el hilo, este carrete tiene gran valor histórico: es el predecesor de todos los carretes de pesca modernos.

Su valor es comparable al carrete Fin-Nor 12/0 que fue propiedad de Ernest Hemingway. Su importancia va a la par con el carrete utilizado por Alfredo Glassell Jr. para lograr el récord mundial de aguja negra en Perú en 1953 y que se encuentra en el museo de IGFA en Dania, Florida.
Todo esto forma parte del legado de los carretes fabricados por Fin-Nor a través de las décadas. En la actualidad se producen los modelos Ahab #8, #12, #16 y #20, así como carretes de “fly fishing”.

Fin-Nor fue adquirida por la empresa W.C. Bradley Corporation en el año 2005, después de 72 años y 204 records homologados por la IGFA. Sus directivos han dicho que volverán a elaborar los legendarios carretes de “trolling” que tanta fama les dieron. Eso sí, se cuidarán de que los mecanismos de frenos no se tranquen.

Fuente: Revista Mundo Nautico

martes, 17 de noviembre de 2015

Jigging Light, ¿una buena alternativa para la pesca inshore?



Por: Rolando Córboda
Si una técnica está ganando adeptos en todo el mundo es la pesca del deep jigging o el jigging profundo -o vertical-  con mucho auge desde las aguas del continente asiático. Japón se encuentra entre los países más avanzados en esta modalidad que de tanto éxito ya se considera una categoría de pesca y de las más efectivas. Aunque no lo parezca esta especialidad tiene sus antecedentes hace miles de años, cuando se intentaba sumergir grandes pesos a los fondos para buscar animales mayores que se acercaban a rocas y zonas de vegetación, donde las presas pequeñas localizaban sus alimentos y salían huyendo por la presencia de algún depredador y eso es lo que trata de canalizar la pesca de jigging, dejar caer un señuelo donde están los pequeños alimentándose y que por consiguiente los mayores acechan, para sacarlo de la zona de forma muy llamativa simulando la huída ante la presencia del cazador hambriento.

Ello obligó al diseño de señuelos lo suficientemente duros para que pudieran soportar los ataques de animales de buena talla que habitan en el fondo, así como los de naturaleza migratoria que se caracterizan por la velocidad y voracidad de sus ataques y lo suficientemente pesados para que pudieran bajar a grandes profundidades de forma rápida y desafiando fuertes corrientes. Los diseñadores, buscando ganar terreno en cada área, han tenido que ocuparse de soluciones para diferenciar el nado durante la caída y durante el recobro a distintas velocidades, por lo que hoy por hoy y bajo el mismo principio, todas las marcas optan por diferentes formas, tamaños, acabados y pesos, condicionados  por obtener una mayor visibilidad para el depredador y por supuesto, posicionarse en un mercado que sigue aumentando para esta modalidad y que en pocos años, se ha adueñado de todas las aguas del orbe.

Esta pesca se practica con jigs que en muchos casos  son verdaderos desafíos a la aerodinámica y su desempeño. Resultan de diseño estilizado y pueden pesar hasta más de 500 grs. sin ser en muchas ocasiones tan costosos como otros artificiales de tamaño y peso similar. Según la manera de trabajarlo y la profundidad los hay rectos, curvos, cóncavos, convexos, cortos, largos o con sus lados en aristas irregulares, todos buscando una nueva forma de moverse y hacer más visibles los destellos de luz.

Están diseñados para propiciar su caída de forma recta, otros en círculos, otros girando, otros en zig-zag y muchos de forma errática según para la especie o profundidad que fueron diseñados. Su centro de gravedad varía según la propuesta de cada marca y se ofrecen indistintamente con uno o dos anzuelos asistidos, de apertura grande para facilitar el clavado y evitar los enredos en el propio avío; son muy resistentes y penden de la parte superior del jig para evitar engancharse en el fondo.

Aunque siempre hay quien disfrutaría de esta pesca con lo que tenga a la mano y otros con el mejor equipo, es una modalidad que produce jornadas intensas que en poco tiempo pueden resultar muy fructíferas aún en zonas cercanas a la costa como sucede en el Mar de Cortés hacia el norte o en Playa del Carmen en el sureste, donde se vienen celebrado importantes torneos y se prepara en estos momentos una clínica que por primera vez, expondrá lo mejor de esta modalidad por experimentados especialistas en estas lides.

En el caso específico del equipamiento, un por ciento de los pescadores prefiere la modalidad de spinning por su comodidad en el recobro al no tener que estar pendientes del embobinado ni guiar la línea con el dedo. Otros optan por máquinas del tipo convencional de última generación, que en algunos casos logran un desempeño impresionante teniendo en cuenta sus reducidas dimensiones y peso, fabricados con materiales muy eficientes y que a modo general en ambas modalidades deben destacarse en tres aspectos:

1.- Buena velocidad de recobro, para posibilitar una subida más rápida y menos esfuerzo por parte del pescador.

2.- Un freno potente, capaz de controlar la batalla con grandes ejemplares.

3.- Buena capacidad de línea que garantice además de los cientos de metros que muchas veces se necesitan para llegar a fondos profundos, poder tener una reserva para pelear los grandes depredadores que podemos encontrar en esas profundidades.

Las cañas para esta modalidad siguen sorprendiendo con materiales nuevos y soluciones sofisticadas, muy livianas, para evitar el cansancio y un mejor manejo. Regularmente son de tamaño corto (entre 5.6  y 7’)  para hacerlas menos molestas en la embarcación y debido al enorme trabajo que realizan. Están fabricadas con tecnología de primera y con componentes de la mejor calidad, principalmente las guías que deben disipar una gran cantidad de calor cuando de batallas épicas se trata. Su punta se conforma con un grado de flexibilidad tal, que permita el trabajo de recobro, muchas veces de un ritmo agotador para garantizar el movimiento necesario al subir y bajar el jig y tener además, suficiente fuerza para soportar el castigo a que son sometidas estas varas que sorprenden por su eficiencia a la mayoría de los pescadores tradicionales. 

Su mango debe tener el largo suficiente para acomodarlo en la axila como pivote en el recobro y si a la hora de pelear se apoya la caña en un rod belt (portacañas de cintura) será mucho más cómodo. Los brazos deben llegar con comodidad al foregrip (mango superior) como punto de palanca, para permitir a la otra mano maniobrar con espacio el carrete. No es justo asegurar que sin una buena inversión no podemos realizar este tipo de pesca, lo que sí es seguro es que dependiendo  del equipo que usemos, podremos aspirar a mejores resultados con menos riesgo y cansancio. 

El deep jigging requiere casi siempre de un buen esfuerzo, es muy adictivo y genera mucha adrenalina por los combates con grandes ejemplares en aguas profundas y si se está en el lugar correcto en el momento oportuno, puede significar jornadas que serán difíciles de olvidar, más cuando se comparte la salida con amigos pescadores en buena lid.

No en todos los escenarios hay aguas para el deep  jigging y mucho menos animales que ameriten esta práctica pero la posibilidad de usar jigs de menos peso casteando o lanzando en fondos bajos está dando también buenos resultados  y que en muchos países de Europa y Latinoamérica ya se conoce como “jigging light”.

Lo que también se nombra como jigging horizontal es una práctica muy eficiente cuando nos encontramos en aguas de entre 10, 20 y 30 metros de profundidad, o frente a esos frenéticos comederos que nos topamos al navegar, con la ventaja de que no es obligatorio ni el esfuerzo ni el equipo que conlleva el manejo de jigs pesados en aguas profundas, de hecho no es una práctica nueva, es lo mismo que veníamos haciendo con cucharas y plumillas pesadas, solo que ahora podemos aprovechar los diseños de poco peso del jig con las ventajas siguientes: A) Poder llegar al fondo sin enredarse por tener el anzuelo en la parte superior. B) Alcanzar mayores distancias al poder castearlos desde embarcación. C) No  impone el costo de una fuerte inversión.

Es una práctica que puede hacerse con muchas variantes de jigs desde 1, 1.5 a 5 oz; también improvisando con fáciles soluciones caseras tan a la mano como un mango de acero de un cuchillo de mesa que con unos ratos de taller básico podemos convertir en armas mortales. Las cucharas Krokodrile de 2 oz resultan un agasajo para esta práctica si le cambiamos el triple por anzuelos asistidos en la anilla del extremo superior.

Para el jigging vertical, el que existan corrientes fuertes muchas veces impone más esfuerzos y el uso de jigs pesados para garantizar llegar al fondo. En el caso del jigging ligero las corrientes pueden aprovecharse lanzando desde la embarcación de manera horizontal y esperar que la fuerza de la corriente  traslade el jig en lo que intenta buscar más profundidad; trabajo que en mucho posibilita que éste se desplace de lugar muy rápido con un recorrido diagonal,  para esperar unos segundos y comenzar a recobrar con movimientos constantes hacia atrás y hacia adelante o hacia arriba y hacia abajo, según el peso del artificial que estemos usando.

Usar esta modalidad en aguas donde no existan corrientes nos permitirá llegar sin dificultad a fondos que ronden los 15-25 metros con jigs de  3 y 5 oz  como ya hemos hecho, aprovechando buscar una caída más vertical donde podamos comenzar a explorar las mejores velocidades de recobro. Por una u otra razón comenzamos siempre con velocidades lentas y recorridos largos, variando la velocidad en lo sucesivo hasta lograr entusiasmar a las posibles capturas.

No se trata de una nueva técnica, se trata solo de darle uso a un artificial en sus pesos más pequeños y que de una u otra forma expanden el abanico de posibilidades cuando estamos en aguas no muy profundas.

Como toda práctica existen riesgos, uno de ellos es que logremos un muy buen ejemplar que nos ocupe más tiempo del que dis pongamos por lo que cada cual en su momento,  decidirá qué hacer. Lo que sí es seguro es que es una actividad que suma mucha adrenalina, que no necesita de tantos requerimientos y se puede asumir como una pesca de fondo o media agua, mucho más activa, comparada con la pesca con carnada en aguas de media profundidad. De hecho, en más de tres ocasiones en que hemos estado gareteando alrededor o sobre alguna marca conocida y lanzando a fondo jigs de 3 a 5 oz,  hemos obtenido mucho más ataques y capturas que los que insistían con su carnada a fondo sobre el mismo punto a la vez.

Aunque con esta práctica por lo general se encuentran animales quizás de menor talla y peso que especies que podremos encontrar a más profundidad, debemos mantener las mismas normas para poder llevar a cabo una jornada con los menores accidentes posibles.

Una de ellas es la eficiencia de los nudos y dónde amarrar cada parte para que todo interactúe de forma positiva. Nunca debemos amarrar nuestro líder a una argolla de vueltas, (split ring) pues su naturaleza es mucho más débil que una argolla de acero, lo que se conoce como “solid ring”, que por ser conformada por un solo aro más grueso y soldado, brinda mucho más seguridad que una argolla armada sin soldar, con 2-3 vueltas de un alambre mucho menos resistente. Nuestros anzuelos asistidos deben amarrarse directo al jig o de lo contrario a una “solid ring” que puede conectarse al jigs por su argolla o una “split ring”, nunca debemos amarrar los “asist hook” (anzuelos asistidos) al “split” (o argolla de vueltas): ello puede ser fatal.

Con referencia a los nudos hay muchas versiones, cada uno con sus ventajas y para el gusto de cada pescador. En nuestro caso hemos venido usando una versión del famoso Trilene, comprobando muchas veces las siguientes ventajas:

Uno, se amarra por medio de doble línea al aro, sumando más resistencia al amarre, mejor que si fuera usando una línea sola.

Dos, es un nudo muy  fácil y se hace de forma rápida.

Tres, el nudo se ancla sin correrse en el aro (solid ring), sin permitir que éste gire, evitando que raspe la línea por alguna imperfección que haya quedado al momento de soldar.

Otro aspecto a tener siempre en cuenta es el manejo de la caña, muy en especial con este tipo de pesca. No por pescar con equipo más ligero los animales serán siempre pequeños,  podemos toparnos con presas mayores que sin duda nos obligarán a tomar en cuenta ciertas consideraciones.

Muchas roturas se producen por una mala posición de la caña a la hora de la pelea. Si es cierto que las cañas para esta modalidad pueden ser quizás más flexibles, puede suceder sobre todo al final, que sin darnos cuenta tengamos la caña casi vertical y el pez decida girar tan bruscamente al fondo, que sin darnos tiempo a bajar la vara puede quebrarla, con más posibilidad si el drag no deja salir más línea.

Una buena solución es no cerrar demasiado el drag, sino dejarlo algo más de la media y a partir de ahí, frenar la salida de línea apoyando la mano en el spool. No será la primera vez que creyendo que “lo tenemos”, el pez emprende una corrida violenta que de sorprendernos con el drag cerrado, puede dar al traste la caña, la línea y también la captura.

Apoyar la vara en la borda, sobre todo si el pez logra meterse debajo de la lancha es -literalmente- mortal, por estar limitando que la vara se doble por donde debe y además sumando un punto de apoyo o palanca para lo cual no fue diseñada y me atrevo a comentar que es uno de los errores que más daño puede causar.

Es una pesca que en muchos casos, hasta nos obliga a recorrer parte de la embarcación tras un buen pez. Desplazarnos de un lado a otro en franca pelea  forma parte de la diversión, más, la posibilidad de poner a prueba todas nuestras mañas por usar un equipo más ligero con ejemplares -en muchos casos- de peso mayor y ello puede destacar el día.

El capitán o el timonel puede ayudar mucho si está pendiente del rumbo que toma la  línea, sobre todo cuando está al tanto de la pesca que estamos haciendo para poder apoyar la actividad y que se vuelva parte del éxito. Hemos tenido muy buenas experiencias en fondos de entre 13 y 27 metros con cojinudas, abadejos, meros, barracudas, pargos, sierras y sobre todo sobre algún arrecife, donde los coloridos triggerfish (cochis) se vuelven casi una molestia de solo comenzar a recobrar los jigs. Un buen comedero de barriletes o de jureles es toda una fiesta, siendo los alebrestados coronados los que nos han propiciado -sin duda- las mejores y más divertidas jornadas.

Les aseguro que vale la pena hacernos de algunos jigs para disfrutar de esta modalidad de la pesca inshore donde más de uno quedará enganchado en esta práctica que viene marcando la diferencia en nuestras últimas salidas y que prometemos en breve seguir compartiendo.

lunes, 16 de noviembre de 2015

El troleo costero



Por: Gustavo Silva
Para muchos de nosotros es una de las opciones más accesibles para realizar la pesca desde la embarcación, que quizás, no requiera ni el barco más costoso, ni la necesidad de un presupuesto alto y que nos depara buena acción cuando sabemos en dónde  buscar, cuándo y qué técnica utilizar. 

Lo primero es determinar qué es considerado Troleo Costero.  Podemos utilizar algunos parámetros como la profundidad a la que estamos o la distancia de la costa a la que pretendemos pescar, sin embargo es tan variable que lo mejor es tratar de definir el término con la profundidad de pesca. Esto suena extraño, pero hay lugares en donde las características geográficas permiten realizar pesca de altura  a tan solo unos cientos de metros de la costa, que obviamente no se considera troleo costero pues se requiere de equipo especializado y todo lo que conlleva la pesca de altura (Offshore); sitios como éstos son pocos y en verdad envidiables y ya habrá ocasión para tratar de este tipo de pesca. 

Entonces, el troleo costero lo podemos definir como el troleo o pesca al curricán que se realiza en aguas no profundas que van desde los 5 hasta los 30 metros. Tomando esta definición como base, podremos determinar qué es lo que utilizaremos.

Aspectos generales. 

El troleo costero nos ofrece la oportunidad de pescar desde una embarcación y utilizar equipos no muy especializados, para lograr variadas capturas de diversas especies.  Cuando se dice que no se requieren equipos especializados es porque incluso podemos utilizar el mismo equipo que usamos para la pesca de playa o de estero e incluso es posible realizarlo a mano. Esto nos permite practicar esta pesca con el mismo equipo que usamos para otras aplicaciones sin tener que adquirir equipos más grandes y costosos.  

Además no requerimos de embarcaciones muy grandes, aunque en este aspecto siempre debemos considerar que una embarcación de pesca deportiva, mientras más grande sea, nos ofrece más comodidad y seguridad. Como en cualquier otro tipo de pesca embarcada, siempre debemos observar las medidas de seguridad necesarias tal y como las definen las normas náuticas internacionales.

De los equipos. 

Uno de los principales aspectos a considerar es el libraje de nuestras líneas, en este caso, recomiendo el uso de línea de monofilamento de buena calidad, en librajes que van desde las 12 a las 25 libras; cualquier equipo diseñado para estos librajes, nos servirá para pescar en esta modalidad.  

Es muy importante que consideremos el uso de líneas de buena calidad, pues éstas nos permitirán desarrollar nuestra pesca en mejores condiciones y con menos posibilidades de falla.  

Podemos utilizar también líneas trenzadas, sin embargo, debemos tener algunas consideraciones cuando las usamos, porque no fueron diseñadas para resistir impactos muy fuertes, debido a que tienen cero elongación, es decir, no se estiran. Así, lo principal cuando usamos línea trenzada es calibrar nuestros frenos considerando que ésta no se estirará cuando enganchemos algo, y que si nuestro freno esta “apretado” la línea puede reventar en el momento del pique. 

De las cañas, es ideal el uso de cañas cortas para líneas de hasta 25 libras, sin embargo como ya mencionamos podemos utilizar otros equipos y quizá la diferencia estará en la comodidad dentro de la embarcación. Una caña corta nos da la ventaja de poderla manejar con relativa facilidad, sin mucho problema cuando hay más de dos pescadores en la embarcación. 

Por otro lado, una caña larga de 8 ó 9, nos puede permitir usar más de dos líneas si la embarcación es pequeña, pero debemos tener más cuidado en su manejo. 

Un consejo muy útil es que cada línea debe estar a una distancia diferente, las líneas que van a los costados deberán estar a unos 20 ó 25 metros de longitud, las centrales pueden ir más lejos, de ésta manera es posible disminuir la posibilidad de un enredo en las vueltas.  

De los señuelos. 

En la zona costera de Quintana Roo y Yucatán por ejemplo, se usan señuelos de paleta grande (que bajan de 15 a 30 pies) para la pesca de meros, pargos, negrillos, abadejos, etc; en zonas de piedra y arrecife, como los XRap Magnum, o los Rapala Magnum de paleta metálica, los Yo Zury Hidro Magnum e Hidromagnum Down Deep, los Manns Strecht 25+ y los Los Rebel Jaw Breaker.  

De los colores, aunque no existe una regla como tal, los llamativos como el Firetiger o Hothead tienen buenos resultados para los peces de fondo. 

Si buscamos barracudas o jureles, podemos usar cucharas metálicas como las Drone, Krocodile, Tony Acceta y  algunas otras que nos depararán buenas capturas de estas especies y que dependerá del tamaño de nuestro señuelo lo que podamos pescar, por ejemplo, para la sierra también son efectivas las cucharas pero de tamaño pequeño.

Un señuelo muy efectivo que ya hemos mencionado para la pesca de la barracuda es el “Cuda Tube” que también podemos trolear a una velocidad lenta en zonas costeras y sin duda tendremos capturas, con la ventaja que por su conformación puede soportar los ataques de varios de los dientudos y el posible daño se resolvería con el recambio del tubo de goma, teniendo a la mano una solución muy económica en todo momento. 

Si usamos señuelos más pequeños, digamos de unas 4 ó 5 pulgadas, como los Xrap de Rapala, los Bomber Long A, los Jointed Long A, Crystal Minnow, o Tobimaru de Yozury, podemos pescar otras especies como pargos, sierras, jureles y algunas otras.  También podemos usar Bucktail Jigs, desde 1 a 3 oz. de los que usamos en las playas. 

En general podemos decir que los señuelos que usamos para la pesca en el estero o de playa, también los podemos usar con éxito en el troleo costero. 

De las embarcaciones. 

En lo relativo a las embarcaciones, en una embarcación pequeña podemos utilizar dos líneas para troleo e incluso 4 líneas dependiendo del tipo de señuelos y la manera de colocar nuestro arreglo o “spread”. Si la embarcación cuenta con algunos aditamentos como “outriggers” o tangones entonces, se facilita mucho el poder usar más líneas, lo que nos permitirá tener oportunidad de lograr más capturas. 

Si no contamos con outriggers  entonces podemos usar tres líneas al mismo tiempo, o incluso cuatro si contamos con alguna manera de amarrar nuestras líneas al bote podemos usar un par de ligas y colocarlas en la proa de la lancha, para de ahí, sujetar nuestras líneas y con ello usar hasta 4, dos en los extremos y dos en cada costado de la lancha.  

La velocidad de la embarcación debe ser moderada, de 4 a 8 a nudos, a esta velocidad es suficiente para dar acción a nuestros señuelos y lograr engañar al pez. Cabe mencionar, que trolear a velocidades mayores hace más selectiva nuestra captura, pero el impacto sobre nuestra línea y la velocidad de arrastre que tiene por ejemplo un buen wahoo, seguramente “tronará” nuestra línea o vaciará nuestro carrete sin mayores esfuerzos. 

El troleo costero nos puede ofrecer buenas capturas, solo debemos buscar el lugar adecuado para tener éxito, debemos buscar zonas con rocas, o arrecifes, zonas con caídas o canales, cerca de hundimientos y ocasionalmente en zonas de arena, pero en general debemos buscar estructuras sumergidas (entiéndase como cualquier piedra, arrecife, cambio en el fondo) y en muchas ocasiones a simple vista podemos localizar nuestra zona de pesca.