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domingo, 22 de febrero de 2015

Oleajes y corrientes: compañeras inevitables del navegante



Este artículo es sólo una guía, porque el buen marino es quien vive el mar reaccionando según sus impresiones.
La altura de las olas es la distancia vertical entre el valle y la cresta; su longitud, la existente entre dos crestas seguidas. 

La velocidad de las olas se refiere al movimiento de las mismas, no al del agua de superficie y es medida en nudos en la dirección hacia donde va. El agua no tiene velocidad, aparte de una posible corriente y un movimiento oscilante. 

La ola es una deformación sistemática de la superficie que se propaga lateralmente. Si se forma una montaña de agua, posteriormente se formará otra a su lado, mientras que la primera desaparece

Olas grandes, olas pequeñas

Altura de las olas, longitud de las mismas, período y velocidad son expresiones para describir el oleaje. El oleaje se acentúa con un aumento de la velocidad del viento, con el aumento de la distancia entre el foco generador de viento y el lugar de la medición (fetch) y con el aumento de la duración del viento, también con la variante de la Luna.


Mientras que la altura de la ola reacciona más con la velocidad del viento, período, longitud y velocidad crecen más con el fetch. Por esa razón, existen en el océano olas tan largas, mientras que el oleaje de litoral suele ser más corto y alto. El efecto del viento sobre el oleaje y el efecto sobre el fetch es decreciente, es decir, influye mucho al principio y menos posteriormente, en cuanto al efecto amplificador del oleaje.

El oleaje en aguas poco profundas

En aguas de de 20 a 50 metros, las características del oleaje son diferentes, dado que el movimiento del agua en la superficie se ve alterado por el contacto con el fondo marino, produciendo un efecto de frenada sobre la velocidad de traslación y la forma de la ola.  No le resta por ello energía.  Un oleaje en mar profundo mantiene su período y altura, aunque se acerque a un bajo. Solamente afecta a la longitud de la ola, reduciéndose así su velocidad.
El gradiente de la ola, expresado como la relación altura y longitud, aumenta con la disminución de la profundidad del agua. Es la explicación del fuerte oleaje en costas a barlovento, así como en barras y bajos, lo que hace más difícil mantener bajo control el yate. Llega un momento en que las olas empiezan a romper.

Olas rompientes
Mientras que las olas armónicas y largas, se sienten agradables, las rompientes traen molestias. En profundidades menores o cuando da alcance una ola a otra, el gradiente de las olas aumenta. A partir de un gradiente de aproximadamente 1 a 14, la montaña de agua ofrece una ladera demasiado empinada como para mantenerse. En una auténtica rompiente vuelca toda la montaña sobre su propia ladera frontal de forma estrepitosa. La energía de la ola se derrumba formando espuma y  remolinos.

Si a las rompientes de 3 a 5 metros no son mayor problema, las de mayor altura son verdaderamente peligrosas por dos razones. En primer lugar, está el golpe que el agua de la catarata propina a la embarcación que puede estar entre 5 a 15 toneladas por metro cuadrado, fuerza en ocasiones irresistible para todo lo que haya sido trincado en cubierta. En segundo lugar, el barco puede estrellarse lateralmente contra el agua debido al gradiente de la ola.

Oleaje y marea
Si coinciden viento y marea, la longitud de la ola aumenta; en caso contrario, se acorta. Si no coinciden viento y marea, el agua, medio de la ola corre en contra de su propagación, acortando así la distancia real recorrida.  La ola es comprimida.

Acortada en longitud, la ola busca la compensación en la vertical. Y para equilibrar su energía, aumenta su altura.  Con corrientes contrarias de 2 a 3 nudos, esto puede significar un aumento de hasta el 150-200%. Así se produce este doble efecto: la ola se acorta y aumenta en altura, lo que forma un mar que dificulta entrar en un canal de navegación, al pretender pasar un estrecho o al doblar un cabo.

Mar cruzada
Siempre que se crucen trenes de olas, hay mar cruzada. Según la física, las amplitudes de ambos trenes se suman en cada punto, de forma que dos crestas resultan en una mayor, dos valles en uno más profundo y una cresta y un valle tenderán a anularse. El tren de olas resultante tiene, pues, áreas de olas amplificadas y áreas de olas aplanadas. En ocasiones, son origen de la formación de verdaderas montañas de agua.

El fenómeno de la mar cruzada ocurre cuando se dan cambios drásticos en la dirección del viento, como suele suceder al paso de un frente o de una baja o, al paso de la estela que sigue a una baja. También ocurre al formarse olas producidas por un viento de nueva procedencia sobre un oleaje establecido y, por último, cuando un tren homogéneo de olas se ve refractado o flexionado por un apéndice de tierra o pequeñas islas. Esto explica porqué a sotavento de una isla, donde se vuelven a juntar los trenes de olas, rotos por la costa, pueden formarse olas desproporcionadamente altas.

Mar de fondo
Se entiende como mar de fondo el que se forma cuando la profundidad se reduce a más de la mitad de la longitud de la ola. A esta profundidad el movimiento orbital de la ola comienza a rozar el fondo, lo que conlleva un mayor gradiente de la ola.

Sin embargo, al hablar de este tipo de oleaje, generalmente se hace referencia a aquellas olas que aparecen de repente como torres, casi siempre rompientes, y que se forman en el litoral o en los bajos. Aparecen en profundidades mucho menores que en la citada mitad de la longitud de ola.

Resumiendo, el mar de fondo es cuando la corriente cambia de dirección, algunas veces junto con el viento y otros sin viento, en Venezuela nos afecta mucho ya que nuestras marinas están construidas solo para soportar la corriente con sentido Oeste (W) pero cuándo la corriente tiene dirección Este (E) los malecones no están diseñados para retenerla.
                            

Fuente: Revista Mundo Nautico


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