Go Fish

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sábado, 14 de marzo de 2015

El 1-2-3 del catch & release



Por: Angel Luis Requejo

Durante la última década poco a poco ha ido cambiando la mentalidad de la mayoría de los pescadores deportivos, lo que antes considerábamos como una excelente pesca o marea (donde siempre terminábamos regalando el pescado a familiares y vecinos), ahora se está llegando a considerar como un insulto al medio ambiente y a nuestro deporte favorito: la pesca deportiva.

La pesca de captura y libera o el “Catch & Release” (C&R), es una práctica que sin lugar a duda es el camino a seguir. Para que la pesca deportiva se considere sustentable es indispensable mantener y restablecer a niveles óptimos las comunidades de las especies a ser capturadas. Esto significa, mantener la integridad del ecosistema considerando todos los aspectos biológicos, tecnológicos, socioeconómicos, ambientales y comerciales. Esto se logra cumpliendo todas las leyes y normas nacionales e incluso algunas internacionales en caso de especies migratorias. Pero la triste verdad es que poco a poco se han ido acabando estos invaluables recursos.

El problema es muy complicado pero por algún lugar tenemos que empezar, y qué mejor que liberando especies que no se consideran buenas para comer o especímenes muy chicos que todavía no alcanzan la madurez sexual, por ende, todavía no han tenido oportunidad de reproducirse.

La pregunta que la mayoría de los pescadores se hace cuando liberan un pez es: ¿vivirá?... la finalidad de este artículo es el ilustrar al lector de una manera rápida y práctica, sin entrar en detalles científicos, sobre las formas correctas de la manipulación de los peces para disminuir la mortalidad de los mismos una vez que han sido liberados.

Para fines prácticos he resumido este proceso en tres pasos:

1 Pegando el pez a la embarcación

Una vez que el pez toma el cebo o señuelo, es muy importante que el pescador decida si lo va a liberar o no (esto aplica sobre todo en especies como el sábalo, el gallo o el pez vela, cuya carne no es considerada de buena calidad), para tratar de estresar al pez lo menos posible durante la pelea y cuando sea arrimado a la lancha, esté completamente exhausto disminuyendo las probabilidades de que viva después de liberado. Esto se puede lograr no utilizando equipos ligeros y hacer la pelea lo más corta posible para evitar el desgaste innecesario del pez.

Los signos de estrés en los peces son muy evidentes, en la mayoría de las especies se ve una alteración de colores e incremento de mucosa en la piel. La manera más efectiva de tranquilizarlos es cubrirles los ojos con un trapo húmedo. La acidosis (el pH de la sangre baja drásticamente durante períodos de hiperactividad), es la consecuencia más importante producida por el estrés. Al bajar el pH la sangre se vuelve más ácida, proceso que sucede en cuestión de minutos y es muy importante regresarlo al agua lo antes posible.

Una vez que logramos dominar nuestra captura lo más recomendable SIEMPRE SERÁ quitarle el anzuelo EN EL AGUA y él mismo se irá nadando, minimizando lesiones al ejemplar y también evitando accidentes potenciales al pescador y/o tripulación. Ese es un excelente momento para una foto como la ilustrada.

En caso de ser necesario embarcar al pez, lo mejor es una red o salabardo para no utilizar ganchos que desgarren la piel y órganos del ejemplar al ser liberado. Otra opción para subirlo a la lancha es tomarlo firmemente del pedúnculo caudal o la cola.

No es recomendable subir las capturas con unas pinzas especiales por la boca ya que podríamos romper o desencajar la mandíbula y aunque veamos que el pez se va nadando seguramente no se podrá alimentar, sin mencionar que sostener el pez en vertical puede causar graves lesiones a órganos internos. 

En especímenes de mayor tamaño la mejor opción es deslizar una gasa por el pedúnculo caudal, de esta forma se neutraliza el sistema locomotor más importante del pez, subiéndolo a bordo sin dañarlo y con menos esfuerzo. Estas gasas se pueden hacer con una simple cuerda o comprarlas ya hechas se llaman “tailer” fabricado por AFTCO y cuesta alrededor de 100 USD.

2 Quitando el anzuelo

Para quitar el anzuelo a nuestra captura es muy conveniente contar con el equipo adecuado para evitar accidentes. Por desgracia he visto cómo un amigo quedó anzuelado cuando un dorado sacudió la cabeza fuertemente y el anzuelo voló hasta su pierna.

Hay una gran variedad de pinzas, alicates y herramientas disponibles para “desanzuelar” en diversas tiendas de pesca y/o ferreterías. Estos pueden ser de aluminio, acero inoxidable y un sinfín de aleaciones. De preferencia deben de ser delgadas y de punta alargada para poder introducirlas en la boca del pescado cuando sea necesario sin causar más daño de lo que el anzuelo ya ha hecho.

Las agarraderas deben de estar forradas de algún material que sea antiderrapante para poderlas sujetar firmemente y no se resbalen.

“Por experiencia recomiendo dar un jalón firme y seco para quitar el anzuelo ya que esto provoca menos desgarres a los tejidos de la boca que si lo hicieran lentamente”.

Lo más conveniente de acuerdo a la IGFA es usar anzuelos “japoneses” o “garra de águila” biodegradables como se ha escrito en muchas publicaciones, para evitar daños a órganos internos.

En caso que quisiéramos sacarnos una foto con nuestra captura es muy importante saber sostener o sujetar al ejemplar para evitar dañar los órganos vitales, sobre todo con peces de buen tamaño ya que están acostumbrados a un medio ingrávido. Al sacarlos del agua de repente, todos los órganos les pesan y esto puede causar hemorragias internas.

Lo correcto es sujetarlo con firmeza usando guantes de goma o en su defecto un trapo húmedo, teniendo cuidado en no meter los dedos en la apertura branquial. Con una mano sujetarlo firmemente del pedúnculo caudal o la base de la cola y con la otra sostenerlo por debajo de la mandíbula o debajo del área de la aleta pélvica, teniendo especial cuidado con depredadores dentados como las barracudas, petos y wahoos entre otros.

Es muy importante tener mucho cuidado al manipular al pez y no introducir los dedos por ningún motivo en la apertura branquial como ya comentamos. Es por esto que quiero dejar muy claro la función de las branquias ya que la mayoría de los pescadores no tiene idea de lo delicadas que son.

Las branquias son el órgano respiratorio de los peces, a través de ellas realizan el intercambio de oxígeno (O2) y dióxido de carbono (CO2) entre el medio interno y el ambiente. Si las branquias son dañadas esto limita exponencialmente la capacidad de recuperación, igualmente aumenta el tiempo en que el ejemplar se pudiese recuperar haciéndolo presa fácil de cualquier depredador.

Si la captura no la podemos sostener con las manos la mejor opción es abrazarlos y evitar tallar o sobar al pez. La mayoría de los peces están cubiertos por una capa mucosa que los protege contra la penetración de hongos, agentes patógenos, bacterias y parásitos. Esta capa protectora es sumamente importante porque también protege a la piel de la abrasión producida por condiciones inadecuadas del agua, tales como salinidad, pH, temperatura y materiales disueltos en ella.

Como dato curioso, mucha gente pregunta cuánto tiempo aguanta un pez fuera del agua sin tener algún daño y muchos expertos opinan medio en broma y medio en serio, que al momento de sacar un pez fuera del agua, el pescador aguante la respiración al mismo tiempo, cuando ya no pueda más, ése será el momento de regresar el pez al agua sin daño alguno.

3 A la hora de soltarlo

Después de haber embarcado, quitar el anzuelo y sacar las fotografías pertinentes de nuestra captura, que lo ideal sería solo una o dos fotos para no perder tiempo vital, estamos listos para liberarla. No debemos dejar ir al pez inmediatamente, hay que oxigenar y estimular al ejemplar para que se pueda recuperar y alejarse nadando por sí mismo.

Esto se realiza sujetándolo una vez más por el pedúnculo caudal y dándole movimiento hacia adelante y hacia atrás en forma tranquila y pausada.

Muchas veces a la hora de estimular al pez es normal que le den espasmos, parecería que ya se recuperó, pero no debemos soltarlo hasta que empiece a recuperar el ritmo con la cola, poco a poco va a ir aumentando el ritmo hasta que se vaya solo nadando.

La liberación de especies más grandes, como sábalos, túnidos y picudos es el mismo concepto pero de diferente forma. Por su mayor tamaño para poderlos oxigenar y estimular es necesario utilizar nuestra embarcación, agarrándolos de la mandíbula superior, en el caso de sábalos, o del pico en el caso de los picudos, poniendo el motor de la embarcación en avante (sin acelerar) permitiendo que el agua entre lentamente por la boca y pase a través de las agallas, simulando la forma natural de nadar del pez.

Mientras más grande sea el pez mayor tiempo se deberá de invertir en revivir al animal (oxigenándolo para aumentar sus posibilidades de supervivencia) o igual se puede cortar el leader lo más corto posible de la boca del animal dejando que el anzuelo se degrade y desintegre.

Es una sensación muy singular la que siente el pescador al liberar un ejemplar que dió una gran pelea, mucho mayor que la sensación que se tiene después de haberlo subido a bordo y sacarnos una foto con él colgado en el muelle.

Más allá de todo reglamento, de toda ley y de toda ética, sabemos que liberar un pez es una decisión personal que mucha gente no comparte, yo lo veo como un concepto filosófico, que dignifica, porque no hay nada más noble que respetar la vida y más si se trata de la vida de un buen adversario.

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