Por: Rolando Corboda
Llamada por algunos “La Isla de las Golondrinas”, Cozumel es reconocida por sus playas, sus servicios y por tener uno de los arrecifes más hermosos y visitados del mundo.
Con una historia mayor que su tamaño y una vocación turística por excelencia, esta hermosa isla se ha consagrado como un paraíso de playas perennes, arenas blancas y aguas turquesas que promedian 27° C de temperatura todo el año y que la señalan sin duda, entre los mejores destinos turísticos del orbe.
Quien la visitó años atrás, ahora reconoce el esfuerzo para ofrecer una isla con todos su encantos. Construcciones nuevas por doquier, calles que antes eran de terracería hoy atraviesan los casi 9 kms de ancho construídas con esmero; decenas de tiendas con souvenirs y ambiente caribeño; restaurantes especializados, exóticos bares y buenos centros donde pasar una larga noche. Una nueva Cozumel en todo su esplendor, orgullosa de su gente, su historia y trabajando a favor del mejor servicio al turista que se beneficia siempre, con un excelente trato y una estancia de primera. Nos llamó la atención cuando llegamos al hotel, varios turistas hospedados y algunos que llegaban en ese momento, saludaban a los empleados por su nombre y éstos con mucho respeto y cordialidad, respondían a quienes evidentemente eran clientes habituales del lugar, dejando ver un alto nivel de retorno entre los visitantes que temporada tras temporada acuden a este hermoso destino de pesca y playas.
Viajamos en esta ocasión al encuentro de un pescador que semanas anteriores había colocado a esta hermosa isla y a México, de nuevo en la portada de las noticias con la captura de un pez espada de más de 400 libras capturado de día. El evento corrió como pólvora entre los círculos de pescadores en México y el mundo. Digo de nuevo porque hacía muy poco tiempo otro pescador cozumeleño de los grandes, Nassím Joaquín, había sido noticia al capturar su pez vela número 100 con equipo de fly en aguas azules y fue Nassím precisamente, quien nos procuró el encuentro con el hombre del momento: Lenin González Canto.
Llegamos al muelle donde nos esperaba Lenin en su Boston Whaler, una impecable Conquest de 34 pies equipada con todo lo necesario, donde platicamos a gusto mientras nos mostraba los videos de las dos últimas capturas y nos deleitábamos con unas postas de pez espada preparadas por los muchachos de la marina, que la verdad resultaron un manjar de dioses.Lenin González Canto es un cozumeleño de corazón y de pasión también. Habla con mucha devoción de “la isla” en la que nació y salía a pescar desde muy niño con apenas 6 años en compañía de su hermana. También nos contó cuando muy temprano se escapaba en la lancha de su padre antes que éste llegara al embarcadero, cuando empezó a trolear, a participar en torneos y sobre todo cuando comenzó su obsesión por la pesca del pez espada. Su predilección por el mar y su pasión por la pesca es conocida por todos. Es un ferviente estudioso que invierte lo posible en información que pueda obtener de libros, portales de internet, revistas especializadas y muchos amigos en todo el mundo con quienes confronta las experiencias de cada lugar porque no hay duda que desde la primera vez que pudo subirse a una lancha nunca más tocó tierra.
Su primer espada lo pescó a finales de los ochenta´s a los 18 años, de noche y troleando entre la isla y la costa del Estado. Vivir un tiempo en Miami le permitió conocer técnicas, confrontar sus conocimientos en estas lides con pescadores profesionales de la Florida hasta su regreso a Cozumel, donde continuó ganando experiencia y de esa época para acá, ha continuado su camino tras el mítico pez...
-¿Quieren salir acá cerca?
Y mientras dejábamos atrás los muelles y una hermosa vista de la isla, comenzamos a platicar.
RT: Me dices que es distinto pescar de noche que de día ¿Cuál es la diferencia?
“Te diría que la diferencia sobre todo es emocional y más, si sabes que es una pesca a veces de muchas horas, de mucha paciencia… y de noche, a pesar de las luces que puedes tener a bordo, las sensaciones son muy diferentes. Cualquier señal de peligro se magnifica de manera casi alarmante, alguna ola que lance agua dentro de la embarcación, los movimientos, los sonidos, la misma captura se dificulta mucho cuando no puedes ver al pez, sobre todo al espada por lo impredecible que resulta a la hora de pelear arriba. La soledad toma otra magnitud que muchas veces te saca de concentración, ya el hecho de no poder percibir más allá de lo que la embarcación alumbra, como que crea cierta inquietud… cierto estado involuntario de vigía o temor que no sucede durante el día, cuando por instinto se cree en lo que “está a la vista” aunque no lo mires, sabes que está ahí.. a la mano”.
RT: ¿Eso fue lo que te hizo comenzar a buscarlo de día?
“A pesar de que es más emocionante pescar de día, también hay que trabajar; no es igual aventarse tu jornada de trabajo, para después salir en la noche por varias horas a hacer este tipo de captura, ya cansado, donde –como te explicaba, los sentidos te exigen mucho más; y si a ello le sumas que acá sales y llegas a la zona de pesca en minutos, entonces, el día que puedes salir de pesca es mejor tratar de adelantar los pendientes temprano y te vas de pesca en la tarde para regresar en la noche, de esa forma como que trabajo y pesca se complementan mejor: uno te ayuda a compensar el estrés del otro.”
“Cuando marcas una piedra, la piedra está ahí, no se mueve, pero cuando buscas las corrientes es distinto. Las corrientes funcionan de otra manera según la época del año, las mareas etc. Son como un corredor, un túnel flexible que a veces es más ancho y lento, a veces es más estrecho y fuerte y el pez se mueve por todo ese corredor y se puede estacionar en este punto antes de continuar; o se desplaza más rápido de un punto a otro o la misma corriente por los accidentes del fondo, puede desplazarse un poco dependiendo de la fuerza; son muchos factores que le suman un buen por ciento de reto a este tipo de pesca”.
“En la Florida los pescan de día, allá leía los reportes posibles de otras zonas y ello también me hizo cambiar en el modo de captura, de hecho he pescado más de día que de noche. Mi conclusión era: si allá se capturan de día, acá tiene que salir y ello ha sido mi prioridad: saber que sí hay y que podemos pescarlo… ¿por qué si van a Hol-Box a pescar sábalos, o a Mahahual por dorados o Isla Mujeres por los velas... por qué no venir a Cozumel a pescar espadas? Aquí llegan miles de turistas a diario y que de seguro se sumarían otros que vendrían solo por esta actividad; como muchos se bajan de un crucero en Mahahual y antes de tocar tierra ya contactaron con sus agentes de viaje o a los pescadores de la zona para asegurar sus salidas a aguas abiertas. Sin duda es un servicio que podemos ofrecer como una opción más que apoyaría la economía de Cozumel, sobre todo cuando Cozumel cuenta con toda la infraestructura para ello y la ventaja que es una actividad que se puede hacer a solo minutos de la costa”.
RT: ¿Te fue fácil ubicar la zona, los horarios, las corrientes para salir a buscarlo en puntos específicos de día?
“Como todo, lleva un tiempo y por supuesto no creo tener toda la información aún, pero sí se ha adelantado mucho en ello. Este año salí un mes atrasado, o sea en mayo cuando debí comenzar a salir desde abril, pero me alienta que ya son más frecuentes los ataques y por supuesto las capturas.
Hubo meses que eran 4, 5 y hasta 10 ó 12 salidas sin un solo “llegue” y no es fácil sobreponerse a ello. Debes estudiar qué vienes haciendo bien o mal, consultar y seguir experimentando; evidentemente ya con menos errores pero hay una cuota de suerte que no podemos eludir y si bien una semana te tocan 3, hay semanas y semanas que no aparece ninguno y ello lleva mucha paciencia y sobre todo –más paciencia, para tratar de tener mejores resultados”.
RT: Has probado esta pesca con varios equipos en todos estos años de aprendizaje y actualmente pescas con carrete eléctrico… ¿Ello no le resta cierto sabor a la hora de la pelea?
“En parte pudiera pensarse que es así pero no. Lo empecé pescando muy distinto a como lo hago ahora. Antes era de noche y lo troleaba con carrete convencional normal, pero casi en la superficie como se pesca en la noche o arrastrando la carnada con el downrigger a unos 100 – 120 pies. Pero de día debes buscarlo a otra profundidad que muchas veces sobrepasa los 1400 pies y cuando probé hacerlo con los convencionales a esa profundidad me resultaba además de muy cansado hasta arriesgado. No se desarrolla la misma fuerza y ello se traduce en rapidez en la operación, pues si lo subes a velocidad “manual” y el animal muere por el camino o es atacado por un mako y se va al fondo: perdiste todo. No hay fuerza que levante 200 -300 libras de masa corporal del fondo a una profundidad tan grande, por lo que el poder acelerar la subida y hacerla con fuerza constante previene ese accidente que no a pocos les ha sucedido.”
“Parece que hasta el instinto animal funciona de esa manera, recuerdo haber leído que generalmente cuando el mako ataca al espada, lo primero que le come es la cola para evitar que se mueva y lo último es la zona central, el estómago, ya que ésta lo mantiene a flote y se le hace más fácil terminar de comérselo arriba que luchar porque se vaya al fondo donde quizás deba compartir con otros su comida”.
“Creo que pensamos que todos los escenarios en la pesca se presentan igual y no debe verse así. La sensación de enganche a 300 metros de profundidad es muy distinta a la de un pez que se te engancha a 20, 40 ó 60 metros. En el caso del espada y por haber tanta línea de por medio, más corrientes etc, la sensación es tan sutil a veces, que si no tienes un ojo entrenado observando todo el tiempo la punta de la caña te cuesta trabajo saber (antes que el pez comience a sacar línea) que traes un animal enganchado, por lo que estar subiendo la carnada “x” veces para revisarla o tratar de zafar algún atorón posible –como sucede también- es muy cansado con un carrete normal y si además, el pez ataca en ese momento ya no tienes la misma fuerza ni el ímpetu para pelearlo, por eso uso carrete eléctrico y como yo, muchos acá también han adoptado esa forma de pesca.
También el pelearlo con algún carrete convencional más pesado me impone el uso de una buena silla que no tengo en estos momentos; estoy más ocupado en ubicarlo y acumular experiencia y sí, ya pronto espero poder hacerlo desde una silla de pelea, lo he hecho en otras embarcaciones y se siente bien también”.
“Muchas veces sientes algún ”llegue” y debes subir la carnada, en esos casos sobre todo para saber si fue un espada el que llegó. Su marca en el nylon es muy distinta a la de un marlin por ejemplo; que por tener el pico más poroso como que raspa la linea, la desgarra y ello pone el líder muy opaco con la desventaja, que el pez ya puede ubicarlo mejor rechazando el arreglo y se debe cambiar de inmediato.
El espada golpea con la parte del filo de su pico y cuando revisas la línea lo que te encuentras es como una marca de algun objeto filoso que comprimió la línea, un golpe seco digamos... limpio; una marca de manera muy definida y que deja la línea vulnerable en esa marca, que puede resultar un posible punto de quiebre para una fuerza mayor, por lo que igual debes cambiar todo el arreglo antes de volverlo a lanzar y todo ello es tiempo que ganas con un carrete eléctrico”.
RT: Pero se supone que ya cuando llega arriba viene cansado el animal…..
No, no, para nada. A diferencia de otros peces, cuando el espada se siente enganchado no pelea abajo o lo hace muy poco, por alguna razón que no he podido confirmar “casi” se deja subir sin mucha resistencia, igual he probado subiéndolo con los “Tiagra”.
“Es cuando está llegando arriba (quizás por la sombra de la misma embarcación o su instinto mismo) que comienza a resistir la captura, dando unas corridas impresionantes fuera del agua, otras comienza a dar saltos como si no pesara nada, muchas veces con el cuerpo completo fuera del agua que es un espectáculo digno de aplaudir y no pocas veces debes maniobrar la embarcación con mucha agilidad pues comienza a correr a su alrededor y sin duda hay que saber como responder a ello... El carrete eléctrico no define a la hora de pelearlo arriba, porque igual hay que graduarlo con un drag muy específico y dejar salir la línea como un carrete normal que debes volver a recobrar; y muchas veces cuando llega arriba desenganchamos el motor y se pelea a manivela como un carrete normal. Pareciera que esta especie guardara fuerzas para echar la pelea de tú a tú estando cerca de su oponente; es un rival muy a tener en cuenta sobre todo cuando sale el wind-on, en ese momento ya sabes que tienes 25 pies más líder, para tratar de pegarlo a la borda y se desata una batalla muy fuerte donde cada parte lucha con todo por lo que se propone en ese momento y que puede extenderse desde minutos, hasta por más de una hora para finalizar la captura.
RT: Descríbeme el equipo que usas actualmente...
“Con un poco de paciencia, he ido armándolo según las necesidades que me voy topando, actualmente a bordo hay Tiagras 50W, sencillo y 2SPEED, con Momoi de 50 libras y líder de 300, y el Daiwa eléctrico ( Marine Power MP3000 ) con spectra de 80 libras. Los calamares los preparo a bordo con anzuelo 12/0 y ya lo demás es encomendarme a la suerte que muchas veces me ha hecho falta.”
RT: Hemos sido testigos de la depredación, cuando se anuncia una zona favorecida por la captura de alguna especie… ¿No sientes temor que se desate una “cacería” de estos animales a partir de que se compruebe su presencia en una zona determinada?
“He pensado mucho en eso y la verdad no. No es noticia que el espada se pesque en esta zona, el espada siempre ha estado acá: de toda la vida y siempre han existido pescadores que los pescan al igual que en otros lugares. Resulta muy específica su captura por lo que es mucho mayor el reto; tampoco es una pesca que se puede hacer con equipos caseros ni en embarcaciones improvisadas, se requiere de inversión y conocimiento y en cuanto a la especie tampoco es una especie restringida ni en peligro de extinción por lo mismo. Es una especie que se usa para consumo y como se puede ver en los reportes su población no disminuye, lejos de ello cada vez se ubican en más escenarios. Hay zonas que se considera casi una plaga, se reproduce mucho sobre todo por lo difícil de su pesca, así y todo, las veces que hemos atrapado alguno pequeño lo liberamos, porque no… no se siente igual; la verdad esto de los tamaños es medio adictivo… cuando ya uno disfrutó una pelea con 300 o 400 libras, ya uno más chico... como que... no; ya se quiere uno mayor y créeme, el intento vale la pena.”
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