Por: Rolando Córdoba
Resulta siempre de los primeros señuelos que se lanzan al agua apenas llegamos a la zona de pesca para “tantear el ambiente”.
Su trabajo en la superficie evita pérdida por enganches en el fondo y se asegura que por estar menos visible en comparación con los que trabajan sumergidos, tiene más ataques fallidos que otros señuelos; sin embargo, es el señuelo que atrae a casi cualquier especie y que merece toda nuestra atención desde el momento que cae al agua provocando los ataques más estruendosos y violentos, logrando conmocionar al pescador más ecuánime.
Aunque trabaja sobre el espejo de agua ello no quita que algunos diseños ofrezcan la posibilidad de hundirlo de vez en cuando aplicando jalones secos de la punta de la caña hacia abajo, logrando arrastrar burbujas de aire en su recorrido para tratar de salir de nuevo a la superficie. También sumergirse violentamente produce efectos de sonidos mayores que pueden ser detectados a grandes distancias delatando su presencia. Estas burbujas cuando son tocadas por los rayos del sol formarán un juego muy atractivo de destellos y movimientos que atraerá la atención de cualquier cazador que ande cerca; efecto que se suma también cuando pescamos en la costa recobrando a alta velocidad y el popper logra sumergirse o atravesar la cresta de las olas, donde la mayoría de las veces los pescadores de “surf” u orilla logran sus preciados trofeos.
Las mejores horas para usar un popper son al amanecer y el atardecer, cuando el sol incide en los laterales del señuelo y la luz que destella en los costados es vista desde abajo. También resulta muy oportuna su pesca al mediodía, cuando el sol está en lo más alto y se proyecta su silueta hacia el fondo a contraluz, nadando como un pez solitario en la superficie. Una oportunidad que se debe aprovechar si nos encontramos en aguas tranquilas y el sol está sobre el horizonte o la luna de noche brillando con fuerza, es lanzar justo encima de la estela reflejada en el agua y tratar de recobrar el popper sobre los reflejos que quedan sobre la superficie; es un modo de trabajo muy provechoso que puede darnos buenas sorpresas. Su rastro será más visible en aguas tranquilas y el ruido que produce al chocar con el agua, muchas veces es apoyado con uno o varios balines internos generando un sonido de frecuencia baja con cada movimiento de recobro, muy positivo para que el popper acentúe su presencia y logre castearse más lejos.
En los esteros, ríos y flats.
Cuando usamos tamaños medianos o chicos, tratamos de emular el sonido de los pequeños peces cazando insectos o alevines que se encuentran en la superficie y las orillas de aguas bajas donde confían que los grandes depredadores no pueden llegar y el sonido... pop, pop, pop -seco y corto resulta de lanzarse con la boca abierta sobre las pequeñas víctimas. En estos casos y tratando de simular este comportamiento podemos hacer un recobro más lento, con pausas más largas, incluso dejando el popper sin mover por algunos segundos para darle con calma un jaloncito con la punta de la caña, pequeño, suave y seco que provoque uno o dos “pop”, enérgicos y secos; este modo de trabajarlo se vuelve más efectivo cuando usamos los modelos que traen contrapeso interno como balines o cuentas, localizados en la parte posterior del lure, permitiendo que se hunda de atrás durante y cuando se detiene el recobro, también los balines al chocar entre sí aunque de forma leve, emitan sonidos que son captados por los depredadores.
El hecho que la parte posterior se sumerja por el peso mientras se recobra posibilita que el anzuelo triple trasero, casi siempre adornado con plumas blancas y listoncitos de material refractivo como (cristal flash) emule la colita de un pequeño pez que nada con cierta dificultad muy cerca en la superficie. Los mejores ataques casi siempre van a suceder en este momento cuando el señuelo se detenga y la colita haya quedado sumergida a la vista de los depredadores, ondulando suavemente por el movimiento de la corriente.
Al acercarnos a los esteros, canales o bocanas siempre tratamos de encontrar nuestra presa en el mayor caudal de agua, sin detenernos a pensar que muchas veces no es el único lugar donde puede estar y para ello, hacer uso de la corriente del agua y el viento puede ayudarnos a encontrar puntos, donde el depredador puede andar también al acecho. Una de las variantes posibles es dejar caer el popper y en vez de recobrarlo de inmediato, abrimos el arco del carrete (spinning) o liberamos el spool (bait casting) para dejar que salga la línea y la corriente de agua lo arrastre hasta situarlo en puntos de la orilla que por la distancia o algún obstáculo en el aire como cables, ramales etc nos fuera imposible llegar.
Debemos aprovechar mientras el señuelo sea arrastrado para dar uno o dos jalones fuertes a mitad de camino, como los peces débiles que luchan contra las fuerzas del agua, oportunidad que tampoco un buen oportunista va a dejar pasar.
Tratar de localizar a los depredadores en las orillas obedece a que muchas veces en los esteros existen recodos, estructuras en la superficie, piedras, saltos de agua o pequeños remolinos consecuencia de algún saliente, donde pueden refugiarse pequeños alevines donde algún depredador pueda estar acechando cerca y hasta allí, si tenemos cuidado y paciencia, podemos hacer llegar de manera silenciosa nuestro artificial y hacer nuestro trabajo incluso, con la ventaja de que el depredador por la distancia que nos separa, difícilmente note nuestra presencia.
Otra buena estrategia en canales o rías no muy anchas, resulta situarnos a castear con el viento en la espalda y lanzar lo más cercano a la orilla contraria. En ocasiones algún animal de talla mayor puede estar esperando que los pequeños se acerquen por la comida que la corriente de aire arrastra por la superficie hacia pequeños recodos en la orilla, como insectos muertos, larvas, restos de frutos o desperdicios que sirven como alimento a los más pequeños.
También en los manglares debemos tener en cuenta esos pequeños islotes donde según la época, comienzan a anidar las aves marinas. Siempre existe la posibilidad que podamos encontrar buenos sábalos esperando algún resto de comida que dejan caer los pichones o las mismas crías recién nacidas que por descuido caen al agua para convertirse en presa fácil de este depredador, por lo que en esa situación un recobro enérgico de vez en cuando, que emule al pichón tratando de no ahogarse puede resultar muy efectivo. En estos casos debemos tener cuidado porque al igual que el sábalo, los lagartos pequeños utilizan la misma técnica de acecho sobre todo en aguas bajas, donde les resulta fácil apostarse y esperar ocultos en el fondo.
Cuando vamos por robalos a los esteros, sobre todo de noche, nada nos predice mejor la jornada y el uso del popper que acercarnos al agua y ubicar en diversos puntos el sonido inconfundible del rey del estero comiendo en la superficie; casi siempre bordeando la corriente, en lugares medio apartados donde emboscan a su presa. En ese tipo de ambiente más cerrado y tranquilo, el pargo al igual que el robalo, son especies que gustan mucho de este lure, de hecho con popper es con el que más capturas casteando he logrado de robalos, jureles y últimamente de sábalos, sobre todo cuando hemos estado de visita en los esteros y manglares de Río Lagartos y Campeche.
Si desconocemos el lugar y no contamos con guías, debemos considerar que podemos lanzar el popper y sentir como lo atacan de inmediato; muy común por ejemplo en la barracuda, el pargo y el jurel; mientras con otras especies sucede todo lo contrario, que por caerles muy cerca pueden asustarse como casi siempre sucede con la nerviosa palometa o el robalo por lo que si no estamos entrenados y ante la duda, es mejor detenernos aunque sea unos minutos para intentar leer lo que suceda en el espejo de agua tratando de localizar pequeñas ondulaciones, las puntas expuestas de las aletas dorsales, rastros de burbujas que nos delaten la presencia de cualquier depredador cercano y si sospechamos de ello, nada mejor que lanzar lejos, fuera de su alcance y que sea el movimiento de recobro quien les alerte de la presencia del artificial para llamar desde lejos su atención. Si contamos con buenos guías de seguro propondrán acercarnos a determinados puntos en silencio, empujándonos con varas sin el ruido del motor. Si ello sucede, les recomiendo dejarse llevar por las orientaciones que el guía va dando, a fin de cuentas, es su terreno y su labor y les aseguro por experiencia propia que siempre resulta un buen ahorro de tiempo, mejores jornadas y una buena dosis de aprendizaje.
Dependiendo del diseño, algunos poppers como los Skitter Pop (Rapala) los Mag Popper, Hydro Tiger, 3D (Yo-zuri) los famosos Popa Dog (Mirrolure) por mencionar algunos, permiten manejarlos también con la técnica de “caminar el perrito”, ventaja que podemos aprovechar para provocar a cualquiera que se deje tentar por el inconfundible rastro de zig-zag que va quedando en la superficie, sobre todo desde el fondo donde muchas veces espera el pargo para salir de su cueva y en centésimas de segundos abalanzarse sobre el señuelo. Es una pesca que en esteros, rías y bocanas podemos disfrutar mejor con cañas medias de 6, 6,6 ó 7 pies para garantizar mejor la acción, línea de preferencia monofilamento que no tiende a hundirse y de libraje no mayor a 10-12 libras, amarrando el popper con algún nudo de lazo (loop) como el Rapala o Mirrolure para posibilitar un mejor movimiento y sin más partes metálicas para no sumar peso en su desempeño.
En las orillas de playa, escolleras y a bordo.
No hay dudas que si usamos popper de mayor tamaño y peso, podremos lanzar más lejos y a la vez tentar animales de mayor talla sobre todo en espacios abiertos. Su recobro en las playas y costas depende en mucho de las especies que tentativamente estamos buscando y por supuesto de las condiciones del mar en ese momento. Es un señuelo que atrae a casi cualquier especie dependiendo más que todo, de la velocidad de recobro y el ruido que logren al escupir el agua con la cavidad frontal, de hecho pocos poppers de agua salada traen “flash” o adornos en el triple trasero, ya que mayormente el movimiento de la superficie no permite que sea vista la parte posterior del popper desde lejos si se hunde, por lo que su eficacia se basa más en la velocidad de recobro y el ruido que provoca en la superfice. Hay especies que en la misma orilla como el jurel pequeño, la palometa, el pargo, la cabrilla, la cojinuda, el robalo y el tzo-tzin (lady fish o macabí) garantizan buenas capturas tanto con recobros continuos, como con recobros pausados; aunque hay quien opina que nunca debemos mantener el mismo ritmo y menos si el agua se presenta más fría que lo normal.
En nuestro pasado viaje a Mahahual, si unos señuelos se lucieron fueron los poppers y paseantes de 1 oz, lanzándolos desde una escollera en Punta Piedra con cañas de surf. Los ataques de cacanés, cojinudas y jureles en todos los casos fueron con el lure en movimiento, por lo que la posibilidad de trabajarlo de forma estática y aprovechar mejor el disfraz de la colita así como los recobros más lentos y espaciados deben ser para ambientes como esteros, pozas, pequeños canales, bocanas y rías. El mar es evidentemente más dinámico; aunque ello no quita que en un amanecer de aguas tranquilas, podamos lucirnos poniendo a prueba nuestro instinto contra instinto y disfrutar del reto. Sobre todo en la mañana también buenas barracudas nos han alegrado la jornada desde la orilla de la playa aunque a veces atacan con tanta voracidad que llegan hasta la línea cortándola de manera estrepitosa. Siempre he dicho –y respeto lo que cada cual asuma- que prefiero tener más ataques aunque exista la posibilidad de perder el señuelo por un corte de línea; que tener menos ataques por la presencia de un leader de metal y por ello y porque el lure no se mueve igual, con los poppers prefiero siempre usar puro leader de mono o fluoro con nudo de gaza o loop, aunque ello atente contra la rapidez que nos propicia el uso de seguros metálicos en los cambios de señuelo; les aseguro que vale la pena y mucho.
La captura de enormes ejemplares desde la orilla con cañas de 10-12 pies con popper de 1 a 4 oz requiere de buen esfuerzo; carretes de recobro rápido, capacidad de línea y varas largas como sucede en Baja California, Colima, Puerto Vallarta, Tamaulipas y Veracruz, cuando un número cada vez mayor de “surfcasters” se disputan las olas para traer a tierra enormes gallos, jureles, sierras, pargos, robalos y agujones que hacen las delicias de este tipo de pesca y que en nuestro país está teniendo mucha aceptación gracias a los reportes y reseñas de los pescadores de cañas largas. Grandes poppers como los jet de Willianson o los Yo-zuri Surface Bull de 3.5 oz, muchas veces son trabajados con efecto jumping, brincando sobre el espejo de agua para tentar enormes depredadores que salen en impresionantes carreras paralelas a la orilla para atacar estos señuelos.
Recientemente se ha puesto de moda buscando un mayor reto y en ausencia muchas veces de capturas más grandes, de una variante de este tipo de pesca de playa, con varas largas y ligeras usadas para salmón y carpa en otros países y que llamamos “salmoneras”. Son varas para lanzar entre ¼ y 1 una onza de peso de un largo de entre 8 y 10 pies que permiten lanzar señuelos ligeros mucho más lejos que con las cañas cortas. Para estas varas también existe una gran cantidad de poppers que en rangos de ½ y 1 oz (3/4 me han resultado ideales) se comportan muy bien en los lances por su forma aerodinámica y prueba de ello es que a pocos días del cierre de este número visitamos Campeche de nuevo con nuestros buenos amigos de Tarpon Town y a bordo de una de sus embarcaciones Manuel (director de Troleo) usando una “salmonera” de 9 pies ( “Catana” de Shimano) con un popper pequeño logró que un enorme agujón lo atacara con tanta voracidad que se tragó el señuelo completo, voracidad que le costó ser sacrificado y con una buena cirugía extraer un pequeño popper Excalibur, que para ser su estreno, se extrajo bastante maltratado por los filosos dientes de este voraz cazador.
En esa misma salida con Juan, uno de los guías y amigos de Tarpon Town nos enseñó como arreglan los popper pequeños que usan para sábalos con un arreglo de anzuelo sencillo (en realidad una mosca) para que sean más efectivos porque “con triples es más difícil enganchar sábalo” –me comentaba este experimentado pescador, que cada vez que habla vale la pena escuchar... y aprender.
Por lo estruendosos que resultan algunos ataques, sobre todo de animales grandes en ambientes abiertos, se dice en tono de broma que la pesca con popper no es una pesca para cardiacos. Son ataques para los que incluso hay que prepararse un poco, sobre todo cuando se capturan animales que propician asaltos bastante violentos.
La tendencia a propiciar el “hook set” cuando apenas ataca el pez, es una reacción difícil de controlar; y sin darnos cuenta si no ha mordido el señuelo o peor, si lo mordió y abre la boca: podemos extraerlo y perder el intento de captura. El hook set con el popper es como... más retardado, hay que dar cierto tiempo... fracciones de segundos quizás, no es exactamente cuando vemos el ataque. Es un período muy corto donde hay que saber detectar el jalón... -convencerse que lo tenemos- que el mismo pez nos jale para entonces: clavar y comenzar la pelea.
No hay duda que sabiendo trabajar estos señuelos podemos garantizar una buena jornada, sobre todo por lo versátiles que resultan y la cantidad de especies que siempre se lanzarán con furia contra uno de estos lures y que además podemos usar en casi cualquier ambiente de pesca con muchas variantes de trabajo y cada una, tan efectiva como la otra.
Un amigo que pesca en kayak en los cayos de Florida usa para castear varios modelos de popper con línea de 12 lbs. Pero cuando se acerca al bajo en aguas de 4 a 5 piés, usa un popper de marca Tsunami, grande y viejo que tiene sin anzuelos amarrando en la argolla trasera, un líder de fluorocarbono de 40 lbs por unos 50 cm y con un anzuelo 3/0 y una de las llamadas sardinas españolas (más grandes) que le ha funcionado usando el popper como llamador y para que traiga a media agua la carnada, logrando buenas capturas de robalos, pargos y “pintadas” (como se le llama allá a la corvina pinta).
Se sabe de lugares como Australia y la costa norte de Nueva Zelanda que la pesca con popper en determinadas costas es catalogada como deporte extremo; donde se logran desde embarcación impresionantes capturas de jureles gigantes demandando un buen esfuerzo de pescadores que se dedican a esta actividad. También en nuestras costas durante la noche, buenos ejemplares de pargos y jureles grandes se dejan tentar por el sonido de una buena “boca” como la del Lazer Eye Magnun de Off Shore como reseñamos en estas páginas en números anteriores. La pesca nocturna del jurel con popper sobre todo embarcado y cerca de la orilla, es una práctica llena de adrenalina y que se disfruta mucho en las costas de Veracruz y Cancún por citar algunos buenos destinos para ello. Se trata de animales casi siempre de buenas tallas que logran mucha conmoción en la superficie y que dependiendo de la luna y la zona, muchas veces se capturan con muy poca visibilidad o ninguna, propiciando grandes peleas en la quietud de la noche, cuando un ataque fulminante rompe el espejo de agua.
Un señuelo que se disfruta mucho; que permite usarlo de muchas maneras y que siempre aporta su cuota de emoción con cualquier especie, que de seguro no va a faltar en nuestra próxima salida de pesca y que sin duda: vamos a agradecer.
Fuente: Revista Troleo